Hace poco, mientras hacíamos un viaje por la Sierra de la Estrella, llegó a nuestros oídos (y algunas fotos a nuestros ojos) la existencia de una aldea de cuento escondida entre unas montañas cercanas, por lo que decidimos desviarnos para ir a visitarla. Fue así como descubrimos uno de los pueblos más bonitos de Portugal, del que os vamos a hablar en esta entrada: Piodao.

Si, como nosotros, no habíais oído hablar antes de esta aldea de unos 120 habitantes, os la podríamos describir como un pueblo de cuento construido en la ladera de una montaña, con suelos y casas hechas de pizarra, puertas y ventanas pintadas de azul e incluso algún que otro manantial bajando por alguna de sus estrechas calles. Suele decirse que una imagen vale más que mil palabras, así que tal vez os hagáis una idea mejor de cómo es Piodao con las fotografías que acompañan a esta entrada.
Cerca de allí, en la Sierra de la Estrella, tenéis la oportunidad de visitar uno de esos rincones que parecen de otro planeta. Se trata del Covao dos Conchos, un agujero en medio de un lago por el que no para de caer agua.

Si vais a estar varios días por la zona, os recomendamos que os acerquéis a descubrir los rincones que esconde la Serra da Estrela: pozas, cascadas, pueblos con encanto e incluso el punto más alto de Portugal continental.
Llegar a Piodao
Conducir por la carretera que nos acerca a Piodao ya nos hacía imaginar que sólo un bien muy preciado, como es uno de los pueblos más bonitos de Portugal, podía estar tan bien resguardado. Circulamos por una estrecha y serpenteante carretera entre frondosos bosques y montañas hasta que, finalmente, divisamos entre los árboles una de las estampas más icónicas de este precioso pueblo.

Nos referimos a su imagen desde la ladera contraria de la montaña, que nos permite ser conscientes de la forma tan característica que presenta Piodao: construido de forma escalonada sobre las terrazas naturales de la propia montaña, aprovechando su pendiente.

Dónde aparcar en Piodao
No se puede entrar con el coche en el pueblo, principalmente porque ningún vehículo de cuatro ruedas cabría por sus estrechas calles. Por eso, podéis dejarlo en el aparcamiento que hay antes de entrar: una carretera que hace una especie de isleta con plazas de estacionamiento a uno de los lados. Un poco antes, también hay otros sitios para dejar vuestro coche. Aunque puedan parecer suficientes, en temporada alta, al parecer no lo son. Así que, si vuestra idea es ir en los meses de mayor afluencia de turistas, tal vez deberíais replanteároslo u optar por pegaros un buen madrugón, para así evitar tener que dar la vuelta una vez estéis allí.
¿Qué hace especial a Piodao, uno de los pueblos más bonitos de Portugal?
No es sólo su entorno lo que hace que Piódão sea uno de los pueblos más bonitos de Portugal, y seréis conscientes de ello en cuanto pongáis un pie en el propio pueblo. Nada más entrar en la plaza que os da la bienvenida a esta aldea histórica, veréis las primeras casas de pizarra tan características, pero no será esto lo que más llame vuestra atención.
Muy probablemente, vuestros ojos se dirijan automáticamente a la preciosa fachada de la iglesia que preside esta plaza principal. Se trata de la Iglesia Parroquial de Piodao, y sus colores blancos y azules provocan un bonito contraste con la pizarra de las casas a su alrededor. Nuestra sensación al toparnos con esta curiosa iglesia fue de sorpresa, ya que no esperábamos un edificio religioso con ese estilo y esos colores en un lugar así.

La plaza en la que se ubica esta iglesia es también un adelanto de lo que encontraréis una vez os adentréis a recorrer Piódão. Además, en ella están los baños públicos y varias cafeterías. Si os sentáis en alguna de ellas, podréis ver que el estilo de las viviendas de esta aldea ha llegado incluso hasta sus servilleteros.

Después de ver la plaza, es momento de saciar vuestra curiosidad y adentrarse por fin a caminar por las estrechas y empedradas calles de Piodao. Será al recorrer algunas de estas calles cuando entenderéis por qué Piodao es uno de los pueblos más bonitos de Portugal.

El protagonismo de la pizarra tanto en los suelos como en las fachadas de las casas, forma una mezcla perfecta con las puertas y ventanas azules de las viviendas, las capillas, fuentes, manantiales y demás rincones de cuento, que en su conjunto hacen de Piódão un lugar tan especial.

Mención aparte merece la aldea cuando cae la noche. En esos momentos, merece la pena acercarse a su plaza y observar un Piodao diferente: con sus rincones iluminados y la ausencia de los turistas que lo cubrieron durante el día.

Son muchas las comparaciones que se han hecho de este bonito pueblo portugués: a algunos, la disposición de sus viviendas vistas desde la ladera de enfrente les ha llevado a compararlo con el portal de Belén; otros se han fijado más en su interior y han sentido que recorrer sus calles les transportaba a la mismísima aldea gala de Astérix y Obélix, e incluso hay a quien esas casitas de pizarra le han llevado a encontrarle un parecido con Patones de Arriba. Sea como fuere, es innegable que Piodao es un lugar único y con un estilo muy difícil de encontrar hoy en día.
¿Cómo se ha conseguido mantener la esencia de Piodao hasta la actualidad?
La razón de que haya mantenido tal grado de autenticidad y de que no haya cedido a las tendencias de urbanismo de los pueblos y países de su entorno es precisamente el hecho de que esté tan aislado.
Os habrá sorprendido este grado de aislamiento según conducíais por la estrecha carretera que lleva hasta Piódão, pero más lo hará saber que esta única calzada no existió hasta la década de 1970. Esto implica que, hasta ese momento, tan sólo era posible recorrer la considerable distancia que separa Piodao del resto de pueblos y ciudades del entorno andando, a caballo, o en burro. Es precisamente este recogimiento que ha experimentado a lo largo de su historia lo que nos permite conocerlo en la actualidad con la misma esencia con la que contaba en siglos pasados.

Sus habitantes aprovecharon la abundante pizarra de la zona para utilizarlo como material de construcción en suelos y viviendas. Por otro lado, precisamente ese aislamiento motivó que en la tienda del pueblo tan sólo estuviera disponible pintura de color azul, razón por la cual la mayoría de los vecinos pintaron su puertas y ventanas de ese color tan característico; incluso la propia iglesia parroquial fue financiada y construida por los propios habitantes.
Hasta se cuenta que este particular grado de incomunicación de Piodao fue aprovechado por un importante fugitivo de la historia de Portugal, el asesino de Doña Inés de Castro, que se escondió allí durante varios años.

Qué ver en los alrededores de Piodao
Por si fuera poco, en el entorno de Piodao podemos encontrar otros lugares increíbles. Es el caso de Foz d’Égua, hasta donde podemos llegar haciendo una ruta de senderismo o en unos 10 minutos en coche. Se trata de un enclave maravilloso, que os dará la bienvenida con su refrescante playa fluvial y os invitará a cruzar el puente que cruza el río.

Allí encontraréis unas casitas y dos puentes con un estilo muy parecido al de Piodao, así como un puente colgante (que no se puede cruzar) y numerosos detalles que hacen de este rincón un lugar idílico que bien merece una visita.

Además, si os gusta andar, en los alrededores de Piodao encontraréis una amplia variedad de rutas de senderismo para conocer su bonito entorno. Incluso en la parte más baja del propio pueblo se ubica una pequeña playa fluvial desde la que podréis bañaros mientras contempláis uno de los pueblos más bonitos de Portugal desde otra perspectiva.
Dónde alojarse en Piodao
Aunque la mayoría de gente suele ir y volver de Piodao en el mismo día, también merece la pena pasar allí la noche. De esta forma, podréis disfrutar de la tranquilidad de esta preciosa aldea cuando ya se han marchado sus visitantes, o tomar un rico café en su plaza principal cuando estos aún no han llegado. Nosotros fue lo que hicimos y, aunque dormimos en nuestro coche, también tenéis la oportunidad de alojaros en alguno de sus cómodos hoteles y casas rurales.

No muy lejos de allí, en la frontera con España algo más al norte, os recomendamos hacer esta ruta en coche por el Parque Natural do Douro Internacional. En ella, tendréis la oportunidad de visitar el precioso pueblo meddieval de Castelo Rodrigo.

¡Y eso es todo! Si no conocíais Piodao, esperamos que esta entrada os anime a acercaros a descubrir uno de los pueblos más bonitos de Portugal. Existen muy pocos lugares que mantengan tal grado de autenticidad tras el paso de los siglos, y tenéis la oportunidad de hacerlo a tan solo unos 150 kilómetros de España.