Esta semana volvemos a hablaros de uno de los viajes que más nos ha marcado este año: nuestra visita al precioso pueblo de Riaño. Esta vez, nos queremos centrar en uno de los mejores planes que podéis hacer por la zona y que, sin duda alguna, hará mucho más memorable vuestro viaje: la subida al pico Gilbo.
Si estáis más tiempo por la zona, no os perdáis todos los lugares que ver en Riaño y alrededores. También os animamos a descubrir los pueblos más bonitos cerca de Riaño, no tan conocidos como éste pero que merecen mucho la pena.
Alojamiento en Riaño por menos de 10 euros
Antes de empezar, os queremos hablar del alojamiento en el que nosotros nos quedamos. Se trata de una pequeña pensión en la que podéis pasar la noche en una habitación privada por menos de 10€ por persona. Nosotros pasamos aquí tres noches: descansamos estupendamente y disfrutamos de una excelente comida casera a unos precios muy económicos.
Información general de la ruta
La dificultad de la ascensión depende mucho de la época del año y de vuestra experiencia subiendo picos. La nuestra era prácticamente nula y por eso nos costó bastante, especialmente descendiendo el tramo más alto.
A pesar de ello, las vistas desde la cumbre son una auténtica pasada, uno de esos paisajes que nos quedaríamos contemplando durante horas y que son prácticamente imposibles de olvidar. Por eso, independientemente de vuestro nivel, os recomendamos que intentéis subir al Pico Gilbo: merece mucho la pena.
La dificultad de la subida no se debe a la distancia, ya que la ruta en sí es corta, sino a su inclinación. Deberéis afrontar un gran desnivel en poco tiempo, pero lo que veréis allí arriba os hará olvidaros por completo de todo el esfuerzo realizado.

Como os decíamos, algo importante que debéis tener en cuenta es el momento del año en que subáis. Nosotros la hicimos a mediados de marzo y en la parte del pico en que daba la sombra había algunas zonas con nieve y hielo acumulados, por lo que se nos complicó un poco la subida.
En cuanto a la ruta, aunque podéis volver por donde habéis subido, existe la posibilidad de hacerla circular. Eso es lo que nosotros hicimos y de lo que hablaremos en esta entrada, puesto que el paisaje en el descenso por ese otro tramo merece mucho la pena y os servirá para descubrir uno de los bancos con mejores vistas de León. Os dejamos el enlace de Wikiloc del sendero, para que os sea más fácil seguirla. ¡Que empiece la subida!
Inicio de la subida al Pico Gilbo
Para empezar la ruta tenéis dos opciones: desde el pueblo de Horcadas o desde el aparcamiento que hay junto al viaducto que lleva a Riaño. Nosotros optamos por la segunda, punto donde dejamos nuestro coche y, tras cruzar con cuidado la carretera, comenzamos a caminar.
Algo que ciertas personas hacen es dejar un coche en este aparcamiento y otro en Horcadas, para así subir por un lado y bajar por el otro. Aunque no lo hemos probado, tiene pinta de ser una buena idea, así que si lo hacéis no dudéis en contarnos qué tal la experiencia.
El primer tramo de la ruta transcurre rodeando el embalse de Riaño, disfrutando de la compañía de sus aguas turquesas a mano derecha. Así hasta que llegamos a un pequeño sendero por el que nos adentramos en un bosque de hayas y dejamos el terreno llano para empezar la subida.

Cuando nosotros hicimos la subida al pico Gilbo, el suelo en el bosque estaba cubierto de hojas, por lo que perdimos el sendero. Si eso os ocurre, no os preocupéis, ya que no tiene pérdida: simplemente tenéis que seguir subiendo por donde podáis hasta dejar el bosque y entrar en un amplio terreno de pasto y rocas dispersas.
Desde allí, no solo podréis empezar a contemplar el embalse de Riaño a lo lejos y el pico Gilbo cada vez más cerca, sino que también os sentiréis observados por la atenta y curiosa mirada de las vacas que pastan tranquilamente.

Comienza el ascenso
Cogeremos un camino que se aproxima al pico Gilbo y lo bordea por la derecha, hasta que nos topemos por primera vez con la caliza. En ese momento, el sendero comienza a complicarse, aumentando bastante la inclinación y viéndonos en ocasiones obligados a subir las rocas con algo de esfuerzo.

Una vez en la cara trasera del Gilbo, el ascenso comenzará a complicarse cada vez más, por lo que hay que ir con mucho cuidado. A partir de ahí no habrá un sendero como tal, sino que deberemos subir más bien por intuición: por donde veamos que es más seguro.
Como os contábamos antes, nosotros nos topamos con un nevero en nuestra subida, por lo que tuvimos que retroceder y buscar un camino alternativo a la cima. Este tramo puede dar algo de vértigo, ya que la ladera está muy inclinada, así que pisad con seguridad. Eso sí, de vez en cuando os recomendamos que os deis la vuelta para contemplar las increíbles vistas que hay a vuestras espaldas.

La cima del pico Gilbo
Pasaremos un último tramo muy empinado en el que deberéis agarraros con seguridad a las rocas, hasta llegar a una cima a mano izquierda donde podréis acercaros y disfrutar de un adelanto de las vistas que os esperan en la cumbre del Gilbo.
Finalmente, volviendo al camino y a mano derecha, tras un último esfuerzo llegaremos por fin a la cima del pico Gilbo. Sentaos en alguna de las rocas y dad a vuestros ojos el gusto de contemplar la maravillosa panorámica que allí os espera.

Por un lado, las azules aguas del embalse que rodean el desde allí minúsculo pueblo de Riaño, con las imponentes montañas de fondo. Por otro, también podréis contemplar el Yordas y el resto de picos que os envuelven, así como los numerosos prados y bosques que os esperan justo debajo, donde tal vez podáis distinguir algunos puntos marrones que no son sino vacas pastando y aguardando vuestra llegada para daros la enhorabuena tras haber coronado tan magnífico pico.
Después del esfuerzo, merece la pena quedarse un rato disfrutando de tan increíble panorámica. Eso sí, tened cuidado con el viento, ya que allí arriba puede soplar especialmente fuerte. Además de un cartelito con el nombre del pico y la altitud, encontraréis unas botas de montañero que ya son tan parte de la cumbre como el resto de rocas.

Descenso de vuelta a Riaño
Una vez hayáis descansado y disfrutado lo suficiente de la bonita estampa, es hora de bajar. Para ello, hay varias opciones. Una de ellas, sólo apta para profesionales, consiste en seguir por la cresta y descender más adelante. Nosotros optamos por deshacer el camino y bajar bordeando de nuevo el pico Gilbo.

Ahora sí que debéis prestar especial atención, ya que a nosotros el descenso nos pareció lo más complicado. Sobre todo, cuidado con los resbalones y, aunque no sea de lo más heroico, no dudéis en apoyar el culo en la roca cuando sea necesario. En este caso, María Isabel se equivocaba: mejor viva que sencilla.
Nosotros lo pasamos especialmente mal en la zona del nevero, ya que intentamos bajar por allí y fue una mala idea, ya que el hielo aún no se había derretido lo suficiente. Así que retrocedimos un poco y bajamos por otro lado.
Una vez dejamos la roca caliza, para seguir la ruta circular no es necesario bajar más, sino que tomaremos un sendero que transcurre entre dos crestas hasta llegar al inicio de un bonito bosque. Podéis echar un vistazo al mapa en Wikiloc, que está al comienzo de la entrada, así veréis que no tiene pérdida.

Nos adentramos en el bosque y vamos descendiendo la ladera entre enormes árboles recubiertos de musgo, que dan a esta parte del camino un encanto muy especial. Eso sí, tened cuidado con los resbalones; aunque aquí una caída ya no sea tan peligrosa, es preferible volver a casa sin barro en los pantalones.

Seguimos bajando hasta llegar a una especie de mirador con un banco de madera, desde donde podéis disfrutar de unas bonitas vistas de las aguas turquesas del embalse con las montañas al fondo. Al sentarnos, nos planteamos si no debería aquel banco disputarle el puesto al “banco más bonito de León”, que se encuentra a apenas unos minutos de allí. El debate queda abierto: ¿vosotros qué opináis?

Desde allí tenéis la opción de seguir la ruta de la Vieja del Monte, para lo que debéis desviaros un poco. Si preferís continuar el camino de vuelta, sólo queda bordear de nuevo el embalse hasta llegar al aparcamiento donde empezamos nuestra ruta unas horas antes.
Y así termina la ruta circular de subida al pico Gilbo y posterior bajada. Ya de vuelta en Riaño, la sensación de contemplar el pico desde el pueblo era completamente distinta a los días anteriores: lo veíamos con otros ojos. Era como si nos faltara subir hasta allí para tener una visión completa del maravilloso paisaje, observando al Gilbo con una mezcla de cercanía, respeto y a la vez orgullo por haber sido capaces de subirlo.

Hasta aquí nuestra entrada con toda la información necesaria para la subida al pico Gilbo. Esperamos que os haya gustado y que os anime a intentarlo. Creednos: el esfuerzo merece la pena 😉